martes, 22 de mayo de 2012

Loco, estupido amor.

- Damas y caballeros, Robbie Weaver.
- ¡Robbie!
- ¡Bienvenidos, Clase! Nuestra etapa en la escuela media llegó a su final. Ya no podemos luchar contra eso. Estamos envejeciendo.
Toda mi vida quise crecer. Quería ser mayor para que la gente me tomara en serio. Todo me sonaba muy bien. Crecer, conseguir un trabajo, casarme. Pero... todo es una estafa.
¿Y el amor?
Esa es la mayor estafa de todas. Yo estaba enamorado.
Y sé que eso les causa risa a algunos de ustedes porque solo tengo 13 años… pero qué importa. ¡Lo estaba!
Y solía pensar y en verdad creía que había un verdadero amor para todo el mundo y que si luchabas lo suficiente por esa persona... tu verdadero amor siempre funcionaría.
Cuando era más joven sonaba bien, pero simplemente no es así. El único amor verdadero no existe. 
- ¡Basta! Mierda.
- Vaya.
- Está bien. Bien. Perdón. Dios. Dios. Dios.
- ¿Qué estás haciendo?
- ¿Qué estás haciendo tú?
- Estaba equivocado, papá. No existe el...
- Yo... Bueno, este es el asunto. El discurso de graduación de mi hijo está terrible. Eso no es un chiste. Para ser justo, no sé para dónde iba con eso. Pero creo que todos coincidimos con que iba en una dirección un poco deprimente.
Mi hijo... No él, mi hijo de verdad... cree en los grandes gestos románticos.
Cree en la existencia del alma gemela. Y es fácil mirar a un niño de 13 años y decirle: “No sabes de qué hablas. Estás equivocado...”
Pero no estoy tan seguro. Yo conocí a mi alma gemela cuando tenía 15 años.
Fuimos a comer helado. Mi papá empezó a fastidiarme por mi primera cita, como hacen los papás. Y le dije, Papá, no es gran cosa. Voy a salir con muchas chicas, en muchas ocasiones…
Y esa fue la primera vez que le mentí a mi papá.
Conocí a mi alma gemela cuando tenía 15 años... y la he amado cada minuto de cada día, desde que le compré ese cono de menta con chispas de chocolate.
La he amado durante el nacimiento de mis tres hijos perfectos. La he amado aun cuando la he odiado. Solo las parejas casadas entenderán eso.
Y no sé si vaya a salir bien. No sé qué va a pasar. Lo siento, Robbie, no te puedo decir eso.
Pero puedo prometerte esto: ¡Jamás dejaré de intentarlo!
Porque cuando encuentras a la que es... nunca te rindes.
¿Te gustaría decir algo?

- ¡Todavía te amo, Jessica!

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